domingo, 23 de marzo de 2014

La crisis llegó para quedarse

La crisis llegó para quedarse      
VENEZUELA
Escrito por Leo Arantes - UST Venezuela   
Jueves 20 de Marzo de 2014
Existe entre la mayoría de la población el convencimiento de que la economía del país no marcha nada bien, pese a los altos precios del barril de petróleo.

La problemática económica es evidente, la escasez de los productos más básicos, los altísimos precios de los artículos, salarios que no alcanzan para nada, el desempleo y servicios públicos totalmente deteriorados, generan un creciente malestar entre los trabajadores y el pueblo en general.

Una economía en declive. Renta petrolera y caída del Producto Interno Bruto (PIB)
 
El año pasado la cotización promedio del petróleo venezolano superó los $ 100 dólares por barril. No obstante, pese a estos niveles de ingreso la economía tuvo un crecimiento anémico de 1,6% Las proyecciones oficiales para 2014 son de un crecimiento de 4%, aunque diversas agencias de estudios económicos ponen en duda tal pronóstico. Se muestra aquí el indicio de una grave contradicción económica: aumento de la renta petrolera y escaso crecimiento económico.

Tal contradicción, casi seguramente está determinada por la caída en la producción petrolera, la gran tajada de la renta que se llevan las transnacionales a través de las empresas mixtas, los pagos por concepto de deuda externa e interna, la utilización del petróleo para cancelar el endeudamiento con China, las ventas a futuro de crudo que no generan ingreso inmediato de divisas y, aunque parezca increíble, los gastos por concepto de importación de petróleo para cumplir compromisos internacionales.

Veamos un poco lo de las ganancias de las transnacionales; aunque no disponemos de datos cuantitativos, para evidenciarlas basta con citar un artículo publicado por la BBC Mundo, titulado: «¿Por qué las multinacionales no se van de Venezuela?». Allí se reseña: «...la explicación está en la cuantiosa renta petrolera que le confiere al país condiciones especiales para los empresarios nacionales y extranjeros. Para las transnacionales, acostumbradas a nadar en aguas turbulentas, y con todos los recursos financieros y tecnológicos a su disposición, las supuestas trabas burocráticas gubernamentales, no son un obstáculo para seguir haciendo negocios». Y continúa: «El país es uno de los principales productores de petróleo del mundo. El costo de producir un barril al día es 10 veces menor al precio que se obtiene en el mercado mundial por el mismo. El diferencial que es aproximadamente de 90 dólares, entra al torrente económico del país, estando así a la disposición de todas las empresas. Además, el ser país petrolero le garantiza a Venezuela tener siempre abierto el crédito externo».

Todos estos elementos contribuyen a achicar la parte de los ingresos petroleros con la que se queda el país, razón por la cual faltan los dólares necesarios para el funcionamiento de la economía, haciendo que el gobierno, para poder cumplir con los compromisos adquiridos con la burguesía parásita, implemente medidas de ajuste contra los trabajadores. Todo esto conlleva, además, al creciente endeudamiento del país y de la estatal petrolera, la falta de inversión en las empresas básicas y otras empresas estatales, y los recortes al gasto social, como veremos más adelante.

Otros sectores industriales también se han contraído, el sector automotriz por ejemplo cayó 30,77% respecto del año anterior, la producción de cabillas en Sidor descendió 18,9%, situaciones similares se observan en las cementeras y en la construcción.

La carga de la deuda
 
Otro flagelo que azota nuestra economía es el peso de la deuda pública, tanto externa como interna. Voceros gubernamentales como el Ministro de Finanzas, Nelson Merentes, y el diputado oficialista, Ramón Lobo, afirman que el endeudamiento externo del Estado alcanza los 98 mil 142 millones de dólares, lo que representaría un 26% del PIB; la opositora cámara de industriales, CONINDUSTRIA, sostiene que el endeudamiento interno ascendía en setiembre del año pasado a 66.746 millones de dólares.

Tomando estas cifras como referencia estaríamos hablando de una deuda pública global de 164.888 millones de dólares, esto sin sumar la deuda de PDVSA con los proveedores y el Banco Central de Venezuela (BCV).

Los pagos por servicio de la deuda pública, tanto interna como externa, vienen incrementándose de manera considerable; para 2014 se ha comprometido un gasto por servicio de deuda de 121,5 millardos de bolívares (19,2 millardos de $), una cantidad más alta que lo asignado a las partidas de al menos cinco ministerios, entre ellos algunos muy importantes desde el punto de vista social, como educación (55,2 millardos de Bs.), Salud (30 millardos de Bs.) y Vivienda (3,2 millardos de Bs.).

Inflación, escasez y políticas de ajuste
 
Lo anterior es sólo una muestra de la política de ajuste que el gobierno viene implementando contra los trabajadores y el pueblo. Estas políticas incluyen además de estos recortes en el gasto social, la devaluación monetaria con sus efectos inflacionarios, el estancamiento de los salarios a través de congelar las discusiones de las convenciones colectivas, y se discuten posibles aumentos de la gasolina y de servicios básicos como la electricidad.

La devaluación, pese a las exclamaciones oficialistas de que no se llevaría a cabo, en los hechos se concretó al excluirse varios e importantes sectores de la asignación a tasa oficial (6,30 Bs.) y ser trasladados a la tasa del SICAD (11,30 Bs. mínimo); ahora empieza a implementarse una nueva versión del SICAD que incluye la novedad de que particulares puedan vender divisa extranjera tanto en bonos como en efectivo, en los hechos una liberación del dólar.

La inflación, por su parte, continúa su marcha galopante, a 56,2% con que cerró en 2013 hay que sumarle 3,3% de enero 2014, lo que arroja una inflación anualizada de 59,5%; el aumento de 10% en el salario mínimo anunciado en enero por Maduro para enfrentar la inflación provocaría risa de no ser por lo lamentable de la situación; la cesta básica se ha ido por las nubes, incrementándose el equivalente a dos salarios mínimos en el último año, con lo cual según el CENDAS para poder costearla se necesitarían cinco salarios mínimos (15.919,76) bolívares. El índice global de escasez llegó en enero a 28%.

Uno de los rubros que más se ha incrementado es el de los alimentos, y también aumentaron considerablemente los rubros vestido y calzado, alquiler de vivienda y artículos de higiene personal y limpieza del hogar.

En resumen una situación por demás complicada que, más allá de sus mutuas acusaciones y diferencias tácticas, tanto gobierno como oposición pretenden resolver haciendo apretar el cinturón a los que menos tenemos, es decir, a los trabajadores, a los que vivimos de nuestros salarios.

Enfrentemos el ajuste
 
El gobierno de Nicolás Maduro, en su enfrentamiento a la muchas veces mencionada “guerra económica”, ha venido implementando toda una serie de medidas económicas, que lejos de golpear a su supuesto enemigo, es decir, “la burguesía opositora, apátrida, especuladora y saboteadora” –para usar sus propias expresiones–, terminan llenando los bolsillos de esta burguesía y también los de la boliburguesía y vaciando los de los trabajadores y sectores populares.

Es que la devaluación, con su incidencia en los niveles de inflación; la liberación en los hechos de los precios, pese a los anunciados e ineficaces controles; los pírricos aumentos de salario mínimo; el congelamiento de la discusión de los convenios colectivos, principalmente en el sector público y empresas estatales, o su discusión a niveles muy rebajados como en PDVSA; la permanente entrega de dólares a la burguesía, para su fiesta especulativa; los pagos de deuda externa; los recortes al gasto social; y la criminalización de la protesta social y laboral; terminan siendo medidas que aumentan el lucro de la burguesía.

Para citar sólo un par de ejemplos, sólo el año pasado la banca privada obtuvo ganancias del orden de los 33.000 millones de Bs., y más de 20.000 millones de dólares fueron asignados a “empresas de maletín” para la importación de alimentos y diversos bienes, sin que estas importaran nada e hicieran uso de los mismos para la especulación obteniendo así cuantiosos beneficios.

Por su lado, los trabajadores y las masas populares viven un calvario de elevados precios, escasez, interminables recorridos de supermercado en supermercado para conseguir alimentos, largas colas, etc…

Los servicios públicos están por el suelo, los salarios cada vez alcanzan para menos y nuestra calidad de vida va en franco deterioro.

Frente a esta situación es necesario construir la unidad de la clase para movilizarnos y oponerse al ajuste; el llamado es a la UNETE, el FADESS, la CCURA, así como a las distintas corrientes de izquierda independiente a impulsar una campaña nacional para defender nuestras conquistas y frenar el ajuste. La Unidad Socialista de los Trabajadores ya está dando los pasos en esa dirección.
 

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