martes, 3 de septiembre de 2013

Declaración LIT (CI): ¡Fuera Bashar Al Assad! ¡NO a la intervención imperialista!

Los gobiernos de las principales potencias imperialistas, además de Turquía, están preparando un ataque militar en Siria. Incluso después de la derrota de Cameron en el parlamento británico, que votó contra la participación inglesa en el conflicto, el gobierno de Obama declaró que está preparado para actuar en solitario, a lo sumo con el apoyo de Francia.

El imperialismo, cínicamente, afirma que esta intervención armada tendría objetivos “humanitarios” y sería para “proteger civiles” sirios, usando como pretexto el brutal y repudiable ataque con armas químicas en los suburbios de Damasco, en el cual murieron al menos 1.400 personas.

Según informó el Washington Post, EEUU está considerando una intervención militar limitada en cuanto a su duración y objetivos. El operativo militar, en conjunto con otras potencias, consistiría en el lanzamiento de misiles –durante pocos días- desde el mar contra blancos militares, no restringiéndose necesariamente a aquellos relacionados a armamento químico.

La presencia en la zona del Mediterráneo Oriental de varios buques de guerra de la marina estadounidense, armados con misiles crucero y en posición de combate, además de otros pertenecientes al Reino Unido y Francia, refuerzan esta hipótesis.

De concretarse esta modalidad, no sería una acción que busque derrocar directamente a Al Assad, sino más bien debilitarlo y forzar al régimen a aceptar una salida y transición negociadas, política que hasta ahora está privilegiando el imperialismo.

La propia Casa Blanca confirmó, a través de su portavoz Josh Earnest, cuando éste afirmó ante el Congreso estadounidense que la acción será “limitada” y que en “este caso ni se busca una invasión ni el cambio de régimen”. También Hollande, presidente de Francia, declaró que el objetivo sería “frenar” el uso de armas químicas y que “no se trata de derrocar” a Al Assad.

Dentro del abanico de posibilidades militares, el imperialismo está barajando aquellas opciones con el menor costo político, en medio de un país y una región sacudida por un poderoso proceso de revoluciones populares. En este marco, esta alternativa sería la menos arriesgada para el imperialismo, que carece de condiciones políticas –sólo 25% de la población aprueba involucrarse en otro conflicto armado- para poner sus botas en Siria a través de un ataque terrestre.

Incluso una zona de exclusión aérea está siendo sopesada con el mayor de los cuidados, pues las defensas antiaéreas del régimen de Al Assad no son despreciables.

Sabemos que muchos combatientes rebeldes, que luchan de forma heroica para liquidar a una tiranía monstruosa que controla el país hace 40 años y que desde el comienzo de la revolución ha cometido las peores atrocidades contra la población civil, pueden ver esta posible intervención del imperialismo como una “ayuda” o una “protección” en su lucha desigual contra el déspota de Damasco.

En el marco de nuestro completo e incondicional apoyo a la lucha de ese pueblo para derrocar a Al Assad, afirmamos que ninguna intervención del imperialismo tiene ni tendrá ese fin.

Su intervención no será “humanitaria”. No será para “salvar vidas” o para “defender derechos humanos”. Mucho menos para que “triunfe la revolución”; pues si EEUU hubiera deseado ayudar realmente a los rebeldes sirios para que derroquen a Al Assad, hace mucho tiempo y vidas les hubiera suministrado, sin condiciones, las armas pesadas que tanto necesitan, como aviones, tanques y misiles antiaéreos.

El imperialismo se mete para intentar imponer su peso militar y ser el eje del nuevo poder que reemplace a Assad, para influir directamente y garantizar un acuerdo que contemple sus intereses actuales y potenciales tras una posible caída de Al Assad.

El imperialismo siempre interviene con sus propios objetivos, que invariablemente pasan por sus afanes de dominar directamente la economía y la política del país que agrede. Fue ese el motivo de la invasión a Irak y Afganistán. También esa es la razón por la cual apoya a Israel en la usurpación del territorio y la limpieza étnica contra el pueblo palestino y por el cual sostiene a la  ultra reaccionaria monarquía de Arabia Saudita, de la cual se valió para reprimir la justa lucha del pueblo de Bahréin contra su gobierno, otra monarquía títere del imperialismo.

Y este es el objetivo también en Siria. El discurso sobre supuestas motivaciones humanitarias como la “proteger civiles” es un canto de sirena que no debe engañar a los combatientes sirios ni a la izquierda mundial. Prueba de ello es la propia actuación del imperialismo en lo que va de la guerra civil en Siria.

La política del propio Obama, incluso hasta un tiempo después de haber comenzado el levantamiento popular contra la dictadura siria, fue de apoyo a Al Assad, quien le prestó valiosos servicios en cuanto a la seguridad de Israel y la estabilización de la región.

La hipocresía del imperialismo no tiene límites. Mientras Al Assad era capaz de garantizarles estabilidad, Obama y las principales potencias europeas siempre cerraron los ojos ante  toda la represión y crímenes de su cruenta dictadura.

El imperialismo retiró su apoyo al dictador –no al régimen en sí-  solamente cuando cayó en la cuenta de que mantenerlo, ante la lucha armada del pueblo sirio, se hizo insostenible desde el punto de vista del principal interés de EEUU en este momento: estabilizar el país y derrotar a la revolución en toda la región.

Sin embargo, la posición del imperialismo a favor de la salida de Bashar Al Assad, no significa que haya abandonado la política de negociar una salida, hasta donde sea posible, entre el régimen y los sectores pro imperialistas de la oposición, como el Consejo Nacional Sirio (CNS).

En ese marco, frente a una situación de guerra civil, que desestabiliza toda la región y se arrastra sin salida a corto plazo y delante de la  negativa a negociar de la dictadura de Al Assad, EEUU trata de intervenir para poder derrotar a la revolución y garantizar su dominio, aunque sea sin Bashar.

Su objetivo, entonces, no es “liberar” al pueblo sirio sino intentar convertirse en los nuevos señores y buscar imponer un dominio colonial, como hicieron tantos otros países.

El imperialismo busca el control directo.Entrará para intentar impedir que sea el pueblo sirio o los rebeldes que estuvieron al frente de la lucha y pusieron el dolor, el sudor y la sangre de sus mártires los que gobiernen después de la derrota del tirano.

Al contrario, exigirán el desarme de todos los revolucionarios para que ellos – o sus títeres, que no faltan ni faltarán- detenten el monopolio militar, y así tratar de “estabilizar” el país en el sentido de sus intereses. Pero nada indica que cumplir estos planes será una tarea fácil para el imperialismo, como no lo está siendo, por ejemplo, en Libia, debido a que una grandiosa revolución está en curso en Siria y toda la región.



¿Por qué la posible intervención?

Para entender porqué el imperialismo intervendría militarmente ahora, siendo que durante casi todo el conflicto evitó hacerlo, es necesario analizar la situación militar en Siria.

En estos últimos meses, el régimen obtuvo avances militares importantes, recuperando posiciones estratégicas que habían pasado a manos rebeldes. Pero estas victorias estuvieron asentadas, fundamentalmente, en la superioridad armamentista y en la ayuda material externa que recibe de Hezbolá, Irán y Rusia. Sin esta superioridad militar y la  ayuda externa, sería muy difícil que existiesen estos avances.

Esto se demuestra en la evidente dificultad que tiene el régimen para hacer operaciones terrestres de gran envergadura con sus propias tropas, unas tropas que no tienen la moral que tienen los rebeldes. Por eso recurre sistemáticamente a cercos apoyados en ataques aéreos o al lanzamiento de misiles, que no exigen el combate directo. Hay informes de que el régimen tiene muchas dificultades y debe apelar a duras represiones internas para evitar deserciones masivas de sus soldados y oficiales.

Eso explica por qué, a pesar de los últimos avances assadistas en la frontera de Líbano o en Homs,  las distintas fuerzas de la resistencia continúan controlando una parte importante del territorio de ese país. El Ejército Libre de Siria (ESL), a pesar de la contraofensiva de los últimos meses, que le costó tremendas pérdidas en vidas y material militar, aún controla barrios enteros en la periferia de la propia capital, Damasco.

Es decir, a pesar de las victorias militares, el régimen no tiene la capacidad para aplastar definitivamente a la revolución, ni siquiera en Damasco. Lo mismo en otras ciudades importantes, como en Alepo, donde recientemente los rebeldes tomaron una de las principales bases aéreas del régimen.

Es esta situación, de victorias tácticas pero en el marco de un panorama a largo plazo más desalentador, que hizo que la dictadura deflagrase un sistemático y devastador bombardeo  sobre los suburbios de Damasco y, como apuntan las denuncias, recurriera a su arsenal químico en una escala que hasta ahora no había empleado. Su objetivo con esta escalada de ataques, incluso con gases venenosos, no puede ser otro que el exterminio, es decir, limpiar Damasco de rebeldes e infundir el terror más completo en toda la población.

El imperialismo, ante esta dinámica de consecuencias imprevisibles, intenta resolver a su favor una situación marcada por una guerra civil enquistada y que se arrastra por dos años y medio en una región estratégica.

Intervendrá para demostrar presencia militar en esa región y forzar una negociación con Al Assad para una “transición” que tienda a estabilizar el país y la región, condición importante para continuar el saqueo imperialista. Si la negociación no es posible, intentarán imponer un nuevo gobierno, sin Assad, bajo el control directo del imperialismo.

El castro chavismo, usa las amenazas de intervención imperialista para justificar aún más su apoyo nefasto al dictador genocida de Siria -como apoyaron al sanguinario Gadafi-, afirmando que si lo atacan es porque Al Assad sería un “líder antiimperialista y antisionista”. Ya están haciendo un llamado para que los pueblos y la izquierda apoyemos y nos unamos con Al Assad por su supuesto papel en la “resistencia” al imperialismo.

Pero la realidad es contraria al discurso castro chavista. El régimen del clan Assad no tiene nada de “antiimperialista”. Ha sido pieza importante en el esquema de dominación imperialista y sionista en la región, siendo, sobre todo en los últimos años, fiel aplicador de las recetas neoliberales del FMI y garante de las fronteras del Estado nazi-sionista de Israel, contra el cual no ha disparado una bala en 40 años, mientras masacra a su propio pueblo.

Según el cuento de ficción que nos narran los castro-chavistas, Al Assad también sería un opositor radical a Israel y protector de los palestinos. Pero la realidad demuestra que durante el curso de la guerra civil, entre todos los crímenes de lesa humanidad que cometió, Al Assad se apuntó el de bombardear sistemáticamente campos de refugiados palestinos, cuando un sector de estos se pasaron a la oposición, como es el caso de Yarmuk, en Damasco, hoy bajo un cerco que les impide recibir alimentos y medicinas.

Estamos completamente en contra de la intervención del imperialismo, pero esto no nos puede llevar a apoyar a la sanguinaria dictadura de Al Assad, que masacra a su pueblo sin ningún miramiento, un pueblo que lucha denodadamente por acabar con su régimen. Esto es lo que hace el castro chavismo y por eso se ha transformado en cómplice de los horrendos crímenes de esos dictadores.

La clase trabajadora y pueblos del mundo debemos estar más que nunca al lado de la revolución siria en contra la dictadura de Al Assad y, al mismo tiempo, repudiar que el imperialismo pueda intervenir en este país.

Es necesario que en los países imperialistas desmontemos la campaña que están haciendo para justificar su intervención militar, movilizándonos contra los gobiernos que preparan los planes de intervención armada. Debemos denunciar que la posible intervención, aunque se la pretenda cubrir de un manto “humanitario” apartir de las horrorosas masacres de Al Assad, pues su objetivo real es imponer nuevos amos al pueblo sirio.

La salida es otra: el apoyo total a los rebeldes. Esto significa el envío, sin condiciones y de forma inmediata, de armas pesadas y todo tipo de suministros, como medicinas y equipamientos para la resistencia siria, así la  abertura de las fronteras de los países para el paso de esta ayuda y de los aquellos luchadores que estén dispuestos a combatir contra Assad.

Al mismo tiempo, exigimos, en todos los países, la inmediata ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales con la dictadura siria.


¡Fuera Al Assad; No a la intervención imperialista!

¡Movilicémonos en todos los países apoyo a la revolución siria y contra los planes de invasión imperialistas.

¡Exijamos la ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales con la dictadura siria!

¡Que los gobiernos del mundo envíen armas y medicinas para los rebeldes sirios!

¡Por el triunfo de la revolución siria!
 
Fuente: http://www.corrienteroja.net/index.php?option=com_k2&view=item&id=1025:declaración-lit-ci-¡fuera-bashar-al-assad-¡no-a-la-intervención-imperialista&Itemid=181
 

El crimen de Al Assad: ¡No a la intervención imperialista en Siria! ¡Abajo el régimen genocida de Assad!

                       Fuente: http://www.corrienteroja.net/index.php?option=com_k2&view=item&id=1017:el-crimen-de-al-assad-¡no-a-la-intervención-imperialista-en-siria-¡abajo-el-régimen-genocida-de-assad&Itemid=183

Artículo de los corresponsales de la LIT en Oriente Medio.


Una vez más, cadáveres en fila de civiles sirios llenaron las noticias de la semana. La fuerza de las imágenes, especialmente la alta proporción de niños entre los muertos, impresionó al mundo. Los pulmones de las pequeñas víctimas, con baja capacidad de absorción de oxígeno, los hicieron víctimas fáciles de las armas químicas del dictador Bashar Al Assad.
 
El día 21 de agosto, las zonas rebeldes de Damasco fueron víctimas del ataque con gas más brutal de los últimos 25 años. Desde los crímenes del dictador iraquí Saddam Hussein contra los kurdos no se veía tal barbarie. No es que sea la primera vez que la dictadura siria utiliza agentes tóxicos contra su población, sin embargo nunca fueron usados de forma tan generalizada en áreas urbanas. Frente a la crisis abierta por la masacre, el dictador sirio ha intentado desvincularse del crimen. Al final, este hecho bien podría costarle el poder.
 
Materialmente, los argumentos de Assad de que los rebeldes se bombardearos a sí mismos, no se sostienen. Tanto la cantidad de misiles disparados como el carácter uniforme de las armas y sus números de serie indican que los mismos no podrían ser producto del trabajo artesanal de los rebeldes, como alega la prensa del gobierno.
 
Se suma a esto el hecho de que las guerrillas en la región del gran Damasco son formadas esencialmente por grupos de habitantes locales. Al contrario que en la región norte del país, hay pocos ultra-radicales islámicos de fuera de la comunidad. La estrategia militar de estos luchadores reside en la búsqueda del apoyo de su base social, muchos de los cuales tienen vínculos familiares con los rebeldes. La idea de que bombardearan con gas mortífero a sus propias familias integra menos el campo lógico del raciocinio y más las teorías de la conspiración.
 
Los argumentos propagados por algunos, de que militarmente el ataque tiene poco sentido, es también falso. Al contrario de lo que alega Assad, el régimen ha tenido pocas victorias militares significativas en el país. En las últimas semanas, una de las principales bases aéreas de la dictadura en la región norte de Siria cayó bajo control rebelde, abriendo así las puertas para que el interior de Alepo sea totalmente liberado por las fuerzas de la Revolución. A pesar de algunas victorias de Assad en la región central del país, las mismas sólo ocurrieron debido a la intervención militar directa de sus aliados extranjeros, como la milicia libanesa Hezbollah y grupos armados iraquís - ambos actuando con el apoyo logístico de Irán.
 
En la región de Damasco, escenario más importante de la guerra, el régimen ha perdido continuamente espacio, principalmente en las zonas atacadas con gas. Estas regiones han sido bombardeadas de forma intensiva durante todo el último mes, principalmente después de los ataques con gas del día 21. Incluso con la intervención pesada de las Fuerzas Armadas de la dictadura en la capital, hay una tendencia a  la unificación territorial de las diferentes zonas controladas por la guerrilla siria. En suma, desde una perspectiva militar, Assad tiene razones de sobra para querer envenenar a los rebeldes.
 
El argumento político dado por el dictador, supuestamente tiene más consistencia. No le interesaría, políticamente, unificar al mundo contra su barbarie. El ataque con gas, según los apoyadores del régimen, seria necesariamente un tiro en el pié. El argumento tiene lógica, sin embargo es frágil. Es sabido por todos que, desde el inicio de la guerra, Bashar Al Assad fue gradualmente perdiendo control sobre su ejército y servicios de información. Dependiente cada vez más de las milicias paramilitares (los "shabiha") y las tropas extranjeras, la jerarquía del comando militar nacional perdió casi enteramente su significado.
 
Incluso si Assad no comandó personalmente el ataque, él es directamente responsable por el mismo. La "anarquía militar" que hoy reina en Siria y el fin de una cadena de mando unificada y disciplinada que corresponde al jefe de Estado fue una opción política del régimen para enfrentarse al levantamiento popular. Independientemente de si Assad estuvo involucrado personalmente o no en la masacre, ciertamente el ataque con gas fue obra de su régimen.
 
Ilustração: Nidal ElkahiryAbriendo los portones del infierno
 
El crimen de Assad no se reduce a los muertos de su ataque químico, también tiene otra dimensión, Assad es directamente responsable por hacer que el imperialismo norteamericano y europeo probablemente bombardee su país.
 
Mientras los americanos daban discursos a lo largo del último periodo en pró de la caída de Assad, desde mayo de 2013 los mismos han repetidamente intentado, junto con el régimen ruso, arreglar una salida negociada para el enfrentamiento. El patrocinio americano de la supuesta conferencia de Ginebra, que en la práctica nunca salió del papel, era un intento de las potencias mundiales para resolver, por las alturas, los problemas políticos del país. Sin embargo, Ginebra fracasó, no porque las potencias imperialistas quisieran, sino simplemente porque Assad rechazó cualquier compromiso con la oposición.
La razón por la cual los americanos no quieren la caída del dictador es simple. Una futura Siria libre de Assad constituye una amenaza mayor a sus intereses estratégicos que una Siria debilitada por una sangrienta y continua guerra civil.
 
Las palabras del imperialismo.

El discurso americano anti-Assad, durante el inicio de la Revolución, pretendía quedar sólo en el campo de las palabras. Pero en la política internacional, las palabras tienen su peso. Creyendo que Assad no lo desafiaría, el día 12 de agosto de 2012, Obama anunció que, en caso de que el régimen sirio utilizase armas químicas, atravesaría una "línea roja" delimitada por él.
Incluso así, la "línea roja" fue constamente flexibilizada para satisfacer las demandas del dictador. Cuando el régimen sirio, el 19 de marzo de 2013, utilizó armas químicas contra los revolucionarios en el norte del país, los americanos fingieron no haber visto el crimen. Los ataques fueron debidamente documentados por organismos internacionales, sin embargo Washington se escondió detrás de tecnicismos para no enfrentar al dictador. Según la Casa Blanca, apenas había "indicios" del crimen, pero no pruebas.
A pesar de todos los esfuerzos, la flexibilidad americana con Assad tiene sus límites. Al bombardear masivamente su capital con armas químicas, el dictador, en la práctica, cometió un acto de desobediencia a su maestro. No hay problema en tirar gas lejos de las lentes fotográficas, pero el último ataque sirio pasó de los límites permitidos por Obama.
 
No a la intervención imperialista.

Los crímenes del dictador abrieron las puertas de la intervención imperialista en Siria, sin embargo, tal intervención tiene poca relación con la revolución popular que ocurre en el país hace dos años y medio. Los americanos atacarán a Assad no para derrocarlo, sino para mantener su reputación de "policía" de la región y fomentar su industria de guerra. Los mercaderes de la muerte, tan fundamentales en el capitalismo norteamericano, se lucran mucho con el derramamiento de sangre.
Las declaraciones públicas de los EEUU enfatizan que cualquier medida será una respuesta a la utilización de armas químicas, sin embargo no es un apoyo al campo militar rebelde. Al mismo tiempo en que preparan el ataque, los americanos continúan dispuestos a negociar una resolución para la guerra civil que implique un acuerdo entre ambos lados, pero sin la figura de Assad en la presidencia del país. Por la vía de las bombas, quieren imponer al régimen sirio que entregue el anillo para no perder el dedo.
Las bombas americanas no reducirán el dolor impuesto por Assad a su pueblo, apenas lo hará más intenso. Los americanos pueden, por el aire, destruir la fuerza aérea del dictador y algunas estructuras militares del régimen, pero las milicias como los "shabiha", principales responsables de asesinatos de opositores del régimen en el país, permanecerán intactos con el ataque. Lo mismo se puede decir de la artillería de Assad. La propuesta militar americana, de bombardeos desde el mar, será incapaz de destruir los tanques de la dictadura, que se encuentran en los centros urbanos. A menos que los americanos estén dispuestos a destruir barrios enteros, algo que causaría mucho más sufrimiento que alivio al pueblo, la artillería del régimen no será eliminada.
 
Para derrotar al tirano sin destruir el país es necesario armar a los rebeldes. Como era de esperar, el imperialismo no ha dado indicciones de hacer esto.
 
Más que nunca es necesario dejar clara nuestra posición política de apoyo a la Revolución, apoyo al armamento de los rebeldes y total oposición a la intervención imperialista en el país. Derrocar a Assad sí, destruir Damasco desde el aire, no. El levantamiento popular, por democracia y justicia social se encuentra cercado de enemigos: desde el estalinismo al imperialismo y el fanatismo islámico, todos unidos contra la lucha del pueblo sirio. Más que nunca, está colocada la tarea de la clase trabajadora internacional de proclamar en voz alta: ¡Viva la revolución! ¡No al ataque imperialista! ¡Armas sí, bombas no!
 
Ilustración: Nidal Elkahiry

Declaración de revolucionarios socialistas marxistas de la región sobre la intervención de EEUU en Siria

            


Estamos con la Revolución Popular Siria - No a la intervención extranjera


Declaración de: Socialistas Revolucionarios (Egipto) - Corriente de Izquierda Revolucionaria (Siria) - Unión de Comunistas (Iraq) -  Al-Mounadil-a (Marruecos) - Foro Socialista (Líbano)
31 de agosto de 2013
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Más de 150 mil han sido asesinados, cientos de miles han sido heridos y discapacitados, millones de personas han sido desplazadas dentro y fuera de Siria. Ciudades, pueblos y barrios han sido destruidos total o parcialmente, usando todo tipo de armas, incluyendo aviones de guerra, misiles Scud, bombas y tanques, todo pagado con sudor y sangre del pueblo sirio. Esto bajo el pretexto de defender la patria y lograr el equilibrio militar con Israel (cuya ocupación de tierra Siria es, de hecho, protegida por el régimen sirio, el cual no contestó ninguna de sus continuas agresiones).
 
Sin embargo, a pesar de las enormes pérdidas mencionadas antes, que afectan a todos los sirios, y la calamidad que les ha sido infligida, ninguna organización internacional o país principal - o menor - ha sentido la necesidad de proporcionar solidaridad práctica o apoyo a los sirios en su lucha por sus más básicos derechos humanos, dignidad humana y justicia social.
 
La única excepción han sido algunos países del Golfo, más específicamente Qatar y Arabia Saudí. Sin embargo, su objetivo era controlar la naturaleza del conflicto y desviarlo en una dirección sectaria, distorsionando la Revolución Siria y tratando de abortarla, como reflejo del profundo miedo a que la llama revolucionaria llegue a sus costas. Así que respaldaron grupos salafistas oscurantistas, que llegaron, en su mayor parte, de las cuatro esquinas del mundo para imponer una visión grotesca de una ley basada en la sharia islámica. Estos grupos estuvieron involucrados, una tras otra, en terroríficas masacres contra ciudadanos sirios que se opusieron a sus medidas represivas y agresiones en las áreas bajo su control o bajo su ataque, como el reciente ejemplo de los pueblos en las zonas rurales de Latakia.
 
Un gran bloque de fuerzas hostiles, de todo el mundo,  está conspirando contra la revolución popular siria, que estalló en relación con los levantamientos que se extendieron por un gran sector de la región árabe y el magreb durante los últimos tres años. Los levantamientos populares aspiraban a poner fin a una historia de brutalidad, injusticia y explotación, y a ganar los derechos a la libertad, dignidad y a la justicia social.
 
Sin embargo, esto no solo provoca a las brutales dictaduras locales, sino también a las fuerzas imperialistas que buscan perpetuar el robo y la riqueza de nuestro pueblo, además de a las variadas clases y fuerzas reaccionarias de éstas zonas y en los países de alrededor.
 
En cuanto a Siria, la alianza que lucha contra la revolución popular incluye una serie de fuerzas sectarias reaccionarias, encabezadas por Irán y las milicias confesionales de Iraq y, lamentablemente, la fuerza de choque de Hezbollah, la cual se está ahogando en el pantano de defender al profundamente corrupto y criminal régimen dictatorial.
 
Esta situación desafortunada también ha tocado a la mayor parte de la izquierda árabe tradicional con raíces estalinistas, ya sea en la propia Siria o en Líbano, Egipto, y el resto de la región árabe - y en todo el mundo, que está claramente sesgada hacia la alianza que apoya al régimen de Assad. La justificación es que algunos lo ven como resistente, a pesar de su larga historia - a través de su estancia en el poder, de protección a la ocupación sionista de los Altos del Golán, su constante represión de varios grupos que resisten a Israel, sean palestinos o libaneses (o sirios), y su permanencia inactiva y servil, desde la guerra de octubre de 1973, permitiendo las agresiones de Israel en territorio Sirio. Esta posición tendrá una grave repercusión en la visión de los sirios normales sobre la izquierda en general.
 
Las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad en particular, fue incapaz de condenar los crímenes del régimen, que el pueblo sirio rechazó continuamente y pacíficamente por más de siete meses, mientras las balas de los francotiradores y los shabbiha alcanzaban a los manifestantes uno a uno y día tras día, y mientras los más influyentes activistas eran detenidos y sometidos a las peores clases de tortura y eliminación en las prisiones y centros de detención. Mientras tanto, el mundo permaneció completamente en silencio y en un estado de negatividad total.
 
La situación permaneció con poco cambio después de que el pueblo en revolución decidiera tomar las armas y apareciera lo que se ha venido a llamar como el Ejército Libre de Siria (ELS) - cuyos comandantes y soldados venían, en gran medida, del ejército regular. Esto llevó a una horrible escalada de crímenes del régimen.
 
El imperialismo ruso, el más importante aliado del régimen baasista de Damasco, que lo provee con todo tipo de apoyo, permanece a la expectativa de bloquear cualquier intento de condenar esos crímenes en el Consejo de Seguridad. Los Estados Unidos, por otra parte, no encuentran un verdadero problema en la continuación del status quo, con todas las aparentes repercusiones y la destrucción del país. Esto a pesar de las amenazas y la intimidación utilizada por el presidente de los EEUU, cada vez que alguien en la oposición levantaba la cuestión del uso de armas químicas por el régimen, hasta la última escalada, cuando estaba considerado como el cruce de una "línea roja".
 
Es claro que Obama, quien da la impresión que llevará a cabo sus amenazas, debería haber sentido una gran vergüenza si no lo hubiera hecho, ya que no sólo impactaría negativamente en el presidente, sino también en la imagen de poderoso y arrogante estado que él lidera a los ojos de los sirvientes países árabes y el mundo entero.
 
El ataque inminente contra las fuerzas armadas sirias es liderado por los EEUU fundamentalmente. Sin embargo, ocurre con el consentimiento y la cooperación de sus países imperialistas aliados, incluso sin la racionalización de su farsa habitual, conocido como legitimidad internacional (es decir, las decisiones de la ONU, la cual fue y es representativa de los intereses de los principales poderes, ya sea en conflicto o alianza, dependiendo de las circunstancias, diferencias y balances entre ellos). En otras palabras, el ataque no esperará  al Consejo de Seguridad, debido al esperado veto chino-ruso.
 
Desafortunadamente, mucha de la oposición siria está apoyando este ataque y la posición de los EEUU en general. Creen que esto creará la oportunidad para ellos de llegar al poder, pasando por alto al movimiento y a las masas y su decisión independiente. No debería ser una sorpresa, entonces, que los representantes de la oposición y el ELS no tengan reservas en proveer de información a los EEUU sobre los objetivos propuestos en el ataque.
 
En cualquier caso, nosotros acordamos lo siguiente:
  • La alianza imperialista occidental atacará varias posiciones y partes vitales de la infraestructura civil y militar de Siria (causando víctimas, como es usual). Sin embargo, como se anunció, los ataques no significarán la caída del régimen. Están meramente destinados a castigar, en palabras de Obama, al actual gobierno sirio y a salvar la cara de la administración de EEUU, después de todas las amenazas sobre uso de armas químicas.
  • Las intenciones del presidente de EEUU de castigar al gobierno sirio no se derivan, de ninguna manera, de la solidaridad de Washington con el sufrimiento de los niños que cayeron en la masacre de Ghouta, sino de su compromiso con lo que Obama llama intereses vitales de los EEUU y su seguridad nacional, además de los intereses y la seguridad de Israel.
  • El ejército sirio y sus aliados regionales, liderados por el régimen iraní, no tendrán el coraje, lo más probable, de cumplir las amenazas de sus mayores oficiales de que cualquier ataque occidental a Siria incendiará toda al región. Pero esta opción permanece en la mesa, como una opción final de catastróficos resultados.
  • El inminente ataque imperialista occidental no está destinado a apoyar la Revolución Siria de ninguna manera. Su objetivo es presionar a Damasco hacia la mesa de negociaciones y permitir a Bashar al-Assad retirarse del primer plano, pero manteniendo al régimen, mientras se mejoran las condiciones de fortalecer las posiciones del imperialismo de EEUU en la futura Siria contra el imperialismo ruso.
  • Los más de aquellos que participan en la movilización popular permanente - quienes son más conscientes, con principios y dedicados al futuro de Siria y su pueblo - comprenden estos hechos, sus consecuencias, resultados y actúan de acuerdo a ello, lo que contribuirá a ayudar al pueblo sirio a escoger correctamente una dirección verdaderamente revolucionaria. En el proceso de una lucha comprometida basada en los actuales y futuros intereses de su pueblos, se producirá un programa radical consistente con estos intereses, que puede ser promovido y puesto en practica en el camino a la victoria.

  • No a todas las formas de intervención imperialista, sea de los EEUU o de Rusia.
    No a todas las formas de intervención sectaria reaccionaria, sea de Irán o de los países del Golfo.
    No a la intervención de Hezbollah, que merece la máxima condena.
    Abajo con todas las ilusiones sobre el inminente ataque militar de EEUU
    Apertura de los depósitos de armas para el pueblo sirio para luchar por libertad, dignidad y justicia social.
    Victoria para una Siria libre y democrática y abajo la dictadura de Assad y todas las dictaduras siempre.
    Viva la Revolución Popular Siria.
     
    * Traducido desde el original en al-Manshour