lunes, 29 de octubre de 2012

EL 7D DE CRISTINA ¿Contra los monopolios?


Con una campaña contra el “monopolio Clarín” el Gobierno dice que el 7 de diciembre, llamado “7D”, día en que comienza a aplicarse la Ley de Medios, se le dará un golpe a los monopolios. La costosa campaña de propaganda sobre esa Ley cuenta con el apoyo de figuras y periodistas prestigiados como Víctor Hugo Morales, lo que provoca dudas en importantes sectores populares y de trabajadores.
¿La Ley de Medios va contra los monopolios? ¿Hay que apoyarla porque es un avance para los trabajadores y el pueblo? Las últimas declaraciones del titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) Martín Sabbatella, están muy lejos de una guerra contra los monopolios. Aseguró que el Estado “no expropiará, ni estatizará ni confiscará” ningún medio de comunicación.
Simplemente el 7D es la fecha límite para la presentación de los planes de adecuación a la norma por los grupos de medios. Y si bien es cierto que la Ley de Medios reduce para los Grupos la cantidad de licencias de 24 a 10 y prohíbe tener a la vez un canal de aire y uno de cable, es una Ley que consolida la concentración de los grandes Grupos empresarios en los medios, porque establece, en el artículo 38, “la posibilidad de que un único prestador controle hasta el 35% del total nacional de habitantes o de abonados a alguno de los servicios reglamentados”.
La Ley afecta al Grupo Clarín, pero le permite mantener gran parte de su negocio. Al igual que a otros grupos que se van a repartir entre dos o tres el mercado. Plantea la división del espacio de los medios audiovisuales en: 33% para el Estado, 33% para el sector privado y 33% para “entidades sin fines de lucro”. En este último tercio no habrá garantías de acceso a los medios a las organizaciones obreras y populares, porque también se pueden llamar “entidades sin fines de lucro” la Iglesia Católica, la Fundación Techint o la propia Fundación Noble, y ese 33% se las van a quedar las grandes empresas que, disfrazadas de “Fundaciones”, cuentan con mayores recursos para apropiarse de medios que cualquier organización popular.
Incluso medios de difusión alternativos e independientes que en su momento apoyaron la Ley de Medios, hoy denuncian esta realidad.
“On Demand” y “Triple Play”: la penetración del capital imperialista en los medios El verdadero objetivo de la Ley es permitir el acceso a los nuevos negocios de la multimedia a las empresas telefónicas y de telecomunicaciones que en el mundo comienzan a dominar el segmento de las comunicaciones con tecnología de avanzada. Estas empresas en su mayoría de EE.UU, europeas o japonesas tenían prohibido el ingreso en el negocio de la radio y la televisión cuando en la década del ´90 se privatizó en nuestro país la empresa de comunicaciones ENTEL.
La primera versión de la Ley de Medios que presentó el kirchnerismo, autorizaba a las telefónicas a que entren a las radios y televisoras, abriéndoles el camino a la penetración del capital de multinacionales en los medios argentinos. Era tan groseramente pro-imperialista esa primera versión de la Ley, que se vieron obligados a retirar ese capítulo negociando con la centroizquierda, el socialismo y Proyecto Sur, para contar con sus votos y que finalmente acompañaran la iniciativa.
Pero aun así las empresas imperialistas de telecomunicaciones tuvieron un gran logro: la Ley finalmente quedó en blanco sobre el tema, lo que les abrió la puerta de par en par.
Como lo explica el legislador Claudio Lozano: “El proyecto original habilitaba su ingreso, pero se logró que queden afuera. El problema es que la solución no era solamente sacarlos de la ley, sino que también había que regular taxativamente el tema. Y esto es lo que no se hizo” (La Política Online 10/12).
Las empresas de telecomunicaciones saltearon de este modo la prohibición y avanzan sobre los medios gracias a la nueva Ley, con varias maniobras; una es el negocio del “On Demand” como lo explica Lozano: “Ahora están ingresando a este negocio de los videos por demanda porque no existe una explicitación de una prohibición en tal sentido”.
Telecom Argentina lanzó ArnetPlay para ver películas, series, documentales y conciertos, en la PC o en cualquier dispositivo con acceso a Internet. Telefónica lanzó OnVideo y este avance de las empresas de Telecomunicaciones sobre los medios, que en el mundo se expresa en el “boom” de Google y las redes sociales, les da a las empresas que dominan el negocio de las Telecomunicaciones un poder de penetración y monopolio único.
También el “Triple Play” que el gobierno le otorgó a Pierri, un empresario aliado al gobierno: con la empresa Telecentro, ofrece en forma conjunta, servicio telefónico, Internet y televisión por cable, productos que cada vez están más imbricados, redes, televisión digital con todos sus servicios asociados, alta definición, pay per view, y otros conexos como servicios de cámaras de seguridad, comercialización por la web, etc. O sea, lo que está en disputa es un negocio y una facturación multimillonaria y la Ley de Medios les abre de par en par las puertas para que con su mayor poderío, recursos y tecnología desplacen a los grupos existentes.
Los “monopolios” de Cristina La Ley de Medios no sólo profundizará la concentración de las grandes empresas en los medios y fortalecerá su rol de herramientas de dominación económica, política y cultural, para sostener la Argentina capitalista. Además, detrás de la cháchara antimonopolio y anti-Clarín se oculta el surgimiento de un multimedio afín al gobierno, basado en la compra del grueso del paquete de medios pertenecientes a Daniel Hadad -con excepción de Infobae- por parte del empresario kirchnerista Cristobal López, frente a lo cual el AFSCA hizo silencio.
Con el ingreso del empresario del juego y el petróleo al sector, el kirchnerismo, se hizo de los “pesos pesados”: Radio 10, que encabeza el ranking de mayor audiencia; C5N, el segundo canal de noticias por cable con mayor rating. Y a esos medios sumó los del mega grupo Spolski-Garfunkel (CN23, Tiempo Argentino, El Argentino, Veintitrés, entre otros); el Grupo Telecentro del pool de menemistas conversos Pierri, Moneta y Vila- Manzano; el Grupo Vignatti que controla Ámbito Financiero, Buenos Aires Herald; el Grupo Olmos (Crónica); González González (Canal 9); Página12, etc.
Es decir, detrás de la supuesta “batalla” antimonopólica contra la “corpo” lo que se ha venido montando es la conformación de un “monopolio” de medios oficialistas al servicio de apoyar al gobierno y facilitar los negocios de los empresarios y allegados a los Kirchner. La oposición patronal, y en especial el multimedio Clarín, vienen sosteniendo que el nuevo proyecto viola “la libertad de expresión”, pero la realidad es que ni uno ni otros garantizan “la libertad de expresión”, porque en nuestro país miles de trabajadores luchan, denuncian injusticias, y no salen en ningún medio, ni oficialista ni opositor.
Los socialistas revolucionarios, luchamos por la mayor libertad de prensa y expresión.
Luchamos por el más absoluto acceso a todos los medios de difusión de parte de las organizaciones obreras, populares y estudiantiles.
Exigimos papel, tinta, espacios en el aire, maquinarias y tecnología gratuita, para que todo el mundo pueda expresar sus opiniones.
Por eso, rechazamos la Ley y el 7D.
Y llamamos a reabrir el debate sobre una verdadera democratización de los medios de difusión y sus tecnologías.

LA LIBERTAD DE PRENSA Y LA CLASE OBRERA

Extraído de Marxismo Vivo N° 15 – 2007 (Clásicos del Marxismo) publicado a propósito del cierre de la emisota RCTV por parte del gobierno de Chávez en Venezuela.
Este texto fue escrito por Trotsky en agosto de 1938 acerca del problema de la libertad de prensa en México. El gobierno nacionalista burgués de Lázaro Cárdenas comenzaba una campaña contra la prensa reaccionaria. En este artículo histórico, Trotsky critica duramente la política del dirigente sindical stalinista Lombardo Toledano de apoyo a la medida del gobierno (…) “En México se está realizando una campaña contra la prensa reaccionaria. (…) El objetivo es “doblegar” a la prensa reaccionaria, ya sea sometiéndola a una censura democrática o proscribiéndola del todo. (…) De hecho, no es difícil prever que incluso si esta campaña triunfa y conduce a resultados prácticos que se acomoden al gusto de Lombardo Toledano, las consecuencias últimas serán principalmente soportadas por la clase obrera.
Tanto la experiencia histórica como teórica prueban que cualquier restricción a la democracia en la sociedad burguesa es, en último análisis, invariablemente dirigida contra el proletariado, (…) Consecuentemente, cualquier “dirigente” de la clase obrera que arma al gobierno burgués con medios especiales para controlar a la opinión pública en general y a la prensa en particular es, precisamente, un traidor. En último análisis, la agudización de la lucha de clases obligará a las burguesías de cualquier tipo a llegar a un arreglo entre ellas mismas; aprobarán entonces leyes especiales, toda clase de medidas restrictivas, y toda clase de censuras “democráticas” contra la clase obrera. Quien todavía no haya entendido eso, debe salirse de las filas de la clase obrera.”

http://www.pstu.com.ar/

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