jueves, 16 de agosto de 2012

UNA LUCHA ENORME EN EL SUBTE!! “MINI TRIUNFO” SINDICAL, UNA LUCHA ENORME EN EL SUBTE

“Al informar Roberto Pianelli, Secretario General de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y el Premetro (AGTSyP), sobre el acuerdo con Roggio-Metrovías que puso fin a diez días de paro, señaló: “Es un acuerdo transitorio, de mínima. El problema sigue, nuestro salario no está resuelto. Somos los únicos que hace ocho meses no podemos resolver nuestra paritaria cuando hay 1500 cerradas en todo el país. Pero a pesar de eso dijimos ‘vamos a hacer un gesto’, no por ellos que tuvieron desprecio por nosotros, sino por los usuarios”. Por su parte, Néstor Segovia, el secretario adjunto, lo calificó como un “mini-triunfo”.

Sus palabras eran un claro reflejo de lo que se vio pocos minutos antes en las asambleas de las distintas líneas en las que se aprobó el acuerdo y el levantamiento del paro.

En el debate pesaba sin duda el desgaste por los diez días de paro.

Los boleteros y peones aparecían como los más beneficiados por las recategorizaciones conseguidas.

Los sectores de más altos ingresos, como instalaciones fijas (mantenimiento) y tráfico dependen posiblemente más de lo que falta negociar para hacer un balance positivo en cuanto a lo gremial.

Pero en general –y hasta donde sabemos al cierre de esta edición de AS- la mayoría apoyó el acuerdo y la suspensión del paro.

Algunos medios aseguraron que había sido el paro más largo de la historia en un subterráneo a nivel mundial. Mucho más que eso, esta lucha que sacudió al país, muestra el inmenso poder de la clase obrera cuando sale a la lucha aplicando el método de la democracia sindical, lo que en sí mismo constituye un gran triunfo político de los trabajadores.

Los trabajadores pisan fuerte

La decisión de los trabajadores de salir al paro provocó una verdadera conmoción política en el país.

Como dijimos el paro se sostuvo en la democracia sindical. Los trabajadores se concentraron en las cabeceras con sus delegados de base. Los dirigentes iban a las negociaciones e informaban paso a paso a los compañeros que esperan concentrados en las estaciones. Y todos los días se realizaban asambleas resolutivas que renovaban el mandato de continuar el paro. Según algunos informes 800 de los 4000 trabajadores participaron activamente de las asambleas y las tareas de la huelga, con el apoyo del resto de los compañeros desde sus estaciones y talleres o sus casas.

Esto es lo que explica que el paro se mantuviera sin fi suras durante diez días, a pesar de los continuos ataques de Macri. Este, luego de ver que los compañeros no se asustaban de su “conciliación obligatoria”, en una muestra de su gorilismo anti-obrero, hizo que un fi scal pidiera la intervención de la policía para hacer que los trabajadores hagan andar los subtes a punta de pistola.

La unidad y la democracia sindical de las asambleas es lo que le permitió a los trabajadores sostener durante diez días una lucha contra todos, empezando por el gobierno nacional kirchnerista, que es el que mantiene la concesión a Roggio y solo reconoce la personería gremial a la corrupta burocracia de la UTA, encabezada por Fernández.

Este carácter unitario y democrático de la lucha, que enfrentó al gobierno nacional tanto como al de la Ciudad, es lo que permitió que los trabajadores ganaran, sino la simpatía, al menos la comprensión de los millones de trabajadores que se vieron afectados por el paro, teniendo que viajar en condiciones aún más terribles que de costumbre. A pesar de la “manija” que dieron los canales de televisión en contra de los trabajadores, la lucha hizo crecer en esos millones la bronca contra Cristina y Macri como responsables de la crisis y del desastre del transporte.

La fuerza que vino de la unidad y de la democracia de las asambleas es lo que permitió también que los trabajadores salieran a la lucha unidos y volvieran a trabajar de la misma manera, sin fi suras.

Y, más allá de las intenciones y voluntades de unos u otros, permitió que en esta lucha predominaran los intereses de los trabajadores, de la clase obrera, aprovechando las disputas entre los distintos sectores políticos. El gobierno nacional por un lado, y Macri por otro, intentaron utilizar a los trabajadores en su disputa. No lo lograron.

Ambos se desprestigiaron ante la sociedad.


LA LUCHA POR DELANTE

Como señalan los propios dirigentes de la AGTSyP, la actitud de la concesionaria y de las autoridades obliga a los trabajadores a mantenerse en pie de lucha por el salario y todos sus reclamos. La lucha continúa, y será dura, porque continúan las condiciones que la provocaron.

Por eso, es necesario reflexionar alrededor de algunas debilidades de la pelea.

En primer lugar, la huelga claramente enfrentó al gobierno nacional y al de Macri, incapaces de resolver los problemas, además de a la empresa.

Pero eso no fue claramente denunciado por los principales dirigentes del conflicto, que en todo momento señalaron la responsabilidad del jefe de Gobierno porteño, y ocultaron la de Cristina y sus funcionarios.

Pero era para todo el mundo evidente que el gobierno nacional no ha dejado de hacer maniobras, en lugar de ir al fondo del problema. Y a nadie escapa que si hoy el AGTSyP no tiene personería legal, es porque Cristina y Tomada se la niegan.

Parecía que había confianza en que el gobierno nacional era parte de la solución, y no del problema.

Esto desarma a los trabajadores, que necesitan tener muy en claro que no se puede confiar en ninguno de ellos.

Esa postura de no chocar con Cristina impidió a los metrodelegados poner sobre el tapete la única solución de fondo: quitar la concesión a Roggio, y que Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado (SBASE), la empresa pública que es dueña de todos los activos del subte y otorga la concesión, se haga cargo con fondos del estado nacional y bajo control de los propios trabajadores.

Y si Macri no quiere hacerse cargo, como es obvio, que el estado nacional lo haga, tal como ya lo hizo con las jubilaciones (que pasaron al Anses), con Aerolíneas Argentinas y, más recientemente, con el 51% de las acciones de YPF.

Esta debilidad tuvo otro efecto, fue en contra de que se desarrollara la solidaridad de la población, porque no empalmaba con el ánimo de los usuarios, que hicieron responsable del paro a ambos gobiernos y sus peleas.

En segundo lugar, esa ubicación llevó a los metrodelegados a “encerrar el conflicto”, en lugar de buscar, como en otras oportunidades, la más amplia solidaridad obrera y popular hacia el conflicto. En la gran lucha del subte por las 6 horas se formó una comisión de apoyo muy fuerte que impulso actos y otras medidas que ayudaron a lograr esa gran conquista.

Si hoy tomaran esta política, uniendo en una misma coordinación al Pollo Sobrero y los ferroviarios del Sarmiento, a las internas de la alimentación, a las nuevas direcciones estatales y docentes, a Emfer y las internas y delegados metalúrgicos combativos y un largo etcétera, se podría formar un polo de lucha mucho más poderoso. obviamente contar con esa coordinación fortalecería la lucha de todos los trabajadores contra el gobierno de Cristina y su política de ajuste.

Eso fue reemplazado por la confianza en Yasky, líder de la CTA oficialista. No se le exigió que tomara medidas nacionales de lucha en conflicto. Y Yasky no hizo nada de nada, al punto que el jueves 9 de agosto Yasky y el propio compañero Pianelli, Secretario General del AGTSyP, estuvieron en una reunión en Casa Rosada con Cristina, y no hablaron públicamente del conflicto que tenía en vilo al país. Más aún, esa dependencia de una CTA cooptada por el gobierno, impidió también reclamar el apoyo de Moyano y la CGT, quien también brilló por su ausencia.

No tenemos duda que mantener el método de la democracia sindical y las asambleas es clave para la durísima pulseada que aún queda por delante por el aumento salarial. junto con ello creemos necesario abrir un debate con todos los compañeros del subte sobre la necesidad de orientar la lucha contra la política de ajuste de Cristina, reclamando, impulsando y organizando la más amplia solidaridad obrera que fue clave para conseguir la jornada de seis horas.


UNA PELEA ENTRE CRISTINA Y MACRI POR QUIÉN SE HACE CARGO DEL AJUSTE

El gobierno de Cristina Kirchner viene aplicando una política de ajuste para lograr cubrir el déficit provocado por la caída de la producción, el consumo y los impuestos, el aumento de los costos de importación de gas, petróleo y electricidad y el pago de los vencimientos de la fraudulenta deuda externa, todo en el marco de la creciente incidencia de la crisis mundial. La orientación del gobierno es que los trabajadores y el pueblo paguemos ese ajuste con baja de subsidios, tarifazos en los servicios públicos (en particular el transporte), y otras medidas similares.

Todas las patronales extranjeras y nacionales que actúan en el país están de acuerdo con el ajuste y con hacérselo pagar a los trabajadores.

Pero en los últimos meses Cristina se orientó a hacer que el ajuste lo instrumenten
los gobiernos provinciales y el de la ciudad de Buenos Aires, conducido por Macri. Y que ellos paguen el costo político. Esto se vio en julio en la provincia de Buenos Aires con el intento de Scioli de pagar el aguinaldo en 4 cuotas a docentes y estatales, ante la negativa del gobierno nacional de girar los fondos que debía. Los trabajadores y la población no se dejaron engañar. Y la lucha de los estatales y maestros finalmente le torció el brazo a Cristina que tuvo que aportar el dinero.

Esta política es la que llevó al actual conflicto en la Capital. Cristina hace votar una ley en el Congreso para imponer el traspaso del subte a la ciudad, pero reduciendo a la mitad los subsidios. Lo que obliga a Macri a hacerse cargo del tarifazo –ya aumentó el boleto 128% a $ 2,50 y ahora dice que hay que llevarlo a $5,50- para garantizar las ganancias de Roggio, la concesionaria.

Macri acordó el traspaso en un principio, pero luego dio marcha atrás, exigiendo mayores fondos del estado nacional y el aval para conseguir un préstamo internacional, que Cristina le niega.

Desde febrero, cuando venció el anterior acuerdo paritario, la concesionaria Metrovías, se viene negando a negociar el aumento salarial y las condiciones laborales que reclaman los trabajadores nucleados en la AGTSyP, con el argumento de que no tiene fondos por la baja de subsidios y porque no se sabe cuál es la autoridad que debe otorgárselos o permitirle seguir subiendo las tarifas.

Insistimos, la guerra de declaraciones y spots televisivos y en internet entre Cristina y Macri no expresa diferencias de fondo sobre el ajuste.

La diferencia es sobre quién paga el costo político y por el control del corrupto negocio de los subsidios.

Por eso decimos que, para derrotar el ajuste, hay que enfrentar tanto a Cristina como a Macri y las patronales.

http://www.pstu.com.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=445:minitriunfo&catid=59:cnacionalportadapestana&Itemid=68

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