viernes, 13 de abril de 2012

Site “30 años de la LIT” lanza sección sobre la guerra de Malvinas (1982)



Viernes 13 de Abril de 2012
Cuando el 2 de abril de 1982, tropas argentinas invadieron y recuperaron las Islas Malvinas, se dio uno de esos curiosos cruces de caminos que, a veces, produce la historia. Desde el punto de vista de la dictadura militar instalada en 1976, entonces presidida por el general Leopoldo Galtieri, se trataba de una maniobra política para “empujar para adelante” el profundo deterioro del régimen, corroído por una fuerte crisis económica y por una creciente resistencia obrera y popular.
 
El objetivo de los militares era recuperar prestigio llevando a cabo una  reivindicación muy sentida por el pueblo argentino. Al mismo tiempo, creían  que la acción tendría un “bajo costo” ya que, por tratarse de un territorio de escaso valor económico y geopolítico, Gran Bretaña no respondería al ataque. Y, en todo caso, el gobierno de los EE.UU., “dejaría correr” la invasión en “agradecimiento” a la colaboración que los militares argentinos habían prestado en la represión y en la contrarrevolución en diversos países de Latinoamérica.
 
Fue un gravísimo error de cálculo político. El gobierno británico de Margareth Thatcher, entonces bastante debilitado, aprovechó el hecho para intentar fortalecerse y envió la fuerza británica naval más importante desde la Segunda Guerra Mundial, En tanto, el presidente de EE.UU., Ronald Reagan, la respaldó claramente, aportando apoyo técnico y bases de reabastecimiento, para enviar un claro mensaje al mundo: con las posesiones coloniales no se juega.
 
Empeorando las cosas para el régimen militar, el llamado a apoyar la invasión se transformó en una desbordante movilización popular que, de hecho, rompió el control dictatorial del país. Con la invasión de Malvinas, los militares habían abierto la “caja de Pandora” que llevaría al fin de la dictadura.
 
Aprisionados entre una guerra antiimperialista que no querían, por un lado, y la movilización de masas, por el otro, la gran mayoría de la burguesía argentina, como el futuro presidente electo Raúl Alfonsín, y de los altos mandos militares comenzaron a trabajar para la derrota argentina. Dividido entre quienes querían perder la guerra y quienes deseaban ganarla, el régimen militar argentino, de hecho, se quebró.
 
Aunque algunos sectores combatieron con dignidad y efectividad, como los pilotos de la Fuerza Aérea, en esas condiciones (una conducción política y militar derrotista) era muy difícil triunfar. Y la derrota llegó finalmente el 14 de junio, poco después que, en Buenos Aires, el Papa Juan Pablo II organizara diversas misas y actos masivos llamando a la rendición. De inmediato, en medio de movilizaciones contra los militares y enfrentamientos con la Policía, Galtieri renunciaba y, con él, caía la dictadura.
 
La Guerra de Malvinas generó, y aún genera, intensas polémicas entre diversas corrientes políticas y también dentro de la izquierda argentina y mundial. ¿Qué actitud debía adoptar la izquierda frente a esta acción de un régimen militar que había secuestrado, torturado y asesinado a miles de personas? ¿Qué era más importante: la lucha antiimperialista o el repudio al régimen? ¿Había que jugarse por el triunfo de Argentina, el de Gran Bretaña o ser “neutral”?
 
En respuesta a estas preguntas, la organización morenista de aquella época, el Partido Socialista de los Trabajadores, siguió las enseñanzas de León Trotsky. En una entrevista de 1938, él afirma claramente que, en la hipótesis de guerra entre un régimen semifascista semicolonial y una potencia imperialista “democrática”, los revolucionarios debían ser parte, sin dudar, del “campo militar” del país semicolonial. Y el PST no tuvo dudas: desde la clandestinidad a que lo sometía la dictadura militar, a pesar de haberla combatido heroicamente en esos años y haber sufrido 100 muertos por la represión, ocupó su lugar en el campo militar antiimperialista y, junto con la gran mayoría del pueblo argentino, jugó todas sus fuerzas por el triunfo. Del mismo modo que, después de la derrota, estuvo en las calles del país impulsando las movilizaciones que derribaron a la dictadura.
 
Conozca los materiales de la LIT-CI en esta época
 
La LIT-CI, fundada unos meses antes, y su sección argentina el PST - Partido Socialista de los Trabajadores (en la clandestinidad) -  intervinieron en ese proceso con una clara posición antiimperialista, derivada de principios muy claros enunciados por Trotsky. Tal como ayer, defendemos orgullosos esta política y su aplicación de los ataques y calumnias que sufrió y continúa sufriendo.
 
Presentamos entonces este especial que contiene, en primer lugar, materiales escritos y publicados por el PST y la LIT-CI en 1982, en plena guerra o cuando ésta apenas había terminado con la derrota argentina. En segundo lugar, otros publicados por el MAS argentino, sucesor del PST, en 1987. Esto materiales incluyen polémicas con otras fuerzas de izquierda.
 
En tercer lugar, publicamos materiales escritos recientemente por la LIT-CI y el PSTU argentino, que abordan tanto la ofensiva de Gran Bretaña como la respuesta totalmente parcial e insuficiente del gobierno argentino. Finalmente, presentamos una declaración de la sección británica de la LIT, la ISL que, totalmente coherente con los principios revolucionarios, es solidaria y apoya la reivindicación del pueblo argentino contra su propio imperialismo.

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