miércoles, 6 de abril de 2011

Las protestas alcanzan a Siria escrito por PSTU Brasil


Desde el día 15 Siria se convirtió en el nuevo escenario de las protestas masivas en defensa de libertades democráticas. Las manifestaciones tienen en el punto de mira al gobierno de Bashar al Assad y a su partido (el Partido Socialista Árabe Sirio – Baath), que se encuentra en el poder desde hace 48 años. Y que, de la misma forma que los demás gobiernos de la región, ha lanzado una sangrienta represión contra los manifestantes. Según las organizaciones de derechos humanos, son más de 130 las personas que ya murieron en Siria. Al Assad es el presidente del país desde el año 2000, cuando asumió el cargo tras la muerte de su padre Hafez al Assad.

El pasado fin de semana la ciudad de Latakia sufrió un verdadero baño de sangre. Escuelas y comercios fueron cerrados y ahora la ciudad es escenario de varios funerales. Al menos 13 personas murieron y hubo más de 185 heridos. El pasado lunes, miles de personas que se manifestaban en la ciudad de Deraa, al sur de Siria, fueron dispersadas mediante gas lacrimógeno y tiros disparados por la policía.

Mientras que reprime a la población, el gobierno también intenta ganar tiempo con falsas promesas de “democracia”. El gobierno ha anunciado que pretende aplicar medidas de democratización, como el fin del estado de emergencia, que está en vigor desde hace 48 años, y la liberación de presos políticos, además de prometer un aumento inmediato de los salarios de los funcionarios y medidas anticorrupción. Sin embargo, todas esas medidas no tienen fecha para ser aplicadas, ni siquiera la del absurdo estado de sitio.

El pasado de luchas contra Israel y el imperialismo hizo que el régimen sirio fuese conocido como “defensor del nacionalismo” y luchase contra las amenazas imperialistas a la región. Esa imagen fue reforzada cuando, tras el inicio de la guerra de Iraq, existía la amenaza de los EEUU de apuntar también sus cañones contra Damasco e invadir Siria. Sin embargo, internamente el gobierno posee un amplio historial de represión contra el activismo político, restricciones a la libertad de expresión, tortura, malos tratos a la minoría kurda y deportaciones forzadas de ciudadanos sirios.

En los últimos años, el régimen sirio ha vuelto a aproximarse lentamente al imperialismo norteamericano y a la Unión Europea. Ha retomado las relaciones con Israel y únicamente no cerró un acuerdo de paz con el enclave imperialista en Oriente Medio debido a los ataques israelitas a la Franja de Gaza, en 2009.

Hasta hoy Israel ocupa parte de Siria. Los Altos del Golán fueron ocupados en la Guerra de los Seis Días, en 1967. La aproximación hacia occidente ocurrió después de que su gobierno fuera acusado de matar al ex primer ministro libanés Rafik Hariri, en una explosión en el centro de Beirut. En esa ocasión, el episodio sirvió como pretexto a los EEUU para forzar la retirada de las tropas sirias del Líbano.

La desestabilización de Siria preocupa al imperialismo y a los demás gobiernos de la región. El país tiene una localización geográfica delicada, incrustada entre Israel, el Líbano e Iraq. La caída de la dictadura podría llevar al país a una nueva guerra civil.

Bashar al Assad ha recibido llamadas telefónicas de apoyo de varios dirigentes de la región tras la explosión del conflicto. El rey Abdulá de Arabia Saudita lo apoyó frente a “la conspiración de la que es objeto la seguridad y la estabilidad”. El rey saudita también dijo que estará “junto a las autoridades y el pueblo libio para desbaratar esta conspiración”.

Al Assad también ha recibido llamadas telefónicas del rey de Bahréin (país que enfrenta enormes manifestaciones contra el régimen), de Kuwait y hasta del presidente iraquí, Jalal Talabani. Todos ellos le han expresado el respaldo de sus países a Siria y su “confianza en la capacidad del país para frustrar esa conspiración”. Temen que la dictadura siria sea el país de turno al que ahora le toca sufrir las protestas.


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