jueves, 30 de septiembre de 2010

Reforma Laboral: La mayor agresión a los trabajadores desde el franquismo

Escrito por Jesús Gago - Corriente Roja    

Esta Contrarreforma es con diferencia la mayor agresión a los trabajadores desde el fran­quismo.
Es la expresión de la brutalidad del capitalismo cuan­do se sabe impune porque tiene, comiendo en su mano, todos los resortes del sistema: ejecutivo, legislativo, judicial, medios de comunicación y también el bra­zo social del sistema, las buro­cracias sindicales.

Esta Contrarreforma, que viene a sumarse a las anteriores de 1984, 1994, 1997 y 2005, fir­madas algunas por esas mismas burocracias cuya sumisión es premiada por los poderes domi­nantes con generosas subvencio­nes públicas, y que sólo han traí­do miseria y precariedad para los trabajadores, supondría, en caso de que no la paremos, un salto cualitativo en la indefensión y explotación de los trabajadores.

Si nos imponen el dogal de esta Contrarreforma lograrían dar un paso muy importante en el permanente proyecto del ca­pital: suprimir los restos del De­recho del Trabajo (DdT) substituyéndolos por la arbitrariedad y el despotismo empresarial. Volver al siglo XIX, arrumbando todo el patrimonio de derechos y dig­nidad laboral que nos fue legado por hombres y mujeres ejem­plares y honestos que sufrieron persecución, cárcel y muerte a manos del capital. Porque nada importante se le ha arrancado históricamente al capital con diálogo y paz social.

El Derecho del Trabajo no es una concesión de las burgue­sías sino el fruto de esas luchas y surge como el reconocimiento social y político de que la rela­ción de poder en las relaciones laborales es asimétrica, de que en la empresa hay una parte más fuerte (patronal) y otra más dé­bil (trabajadores). Equilibrar protegiendo a los débiles es la función primordial del DdT, a fin de preservar su condición de trabajadores libres frente a situa­ciones históricamente superadas como la servidumbre y, más allá en el tiempo, la esclavitud.

Pues bien, esta Contrarre­forma laboral, aprobada por el gobierno del PSOE mediante el R.D.L. 10/2010 y ahora tramita­da en Las Cortes Generales, tal y como muestra el cuadro adjunto, es un atentado a los derechos no sólo laborales sino civiles, que habría que dejar colgado en la puerta de entrada de las empre­sas: “Te puedo despedir y jugar con tu futuro y el de tu familia cuando quiera, cómo quiera y casi gratis”. La tiranía del pode­roso amparada, además, por una “ley democrática”, una burla, una barbarie, que es lo que ofre­ce el capitalismo sin resistencia. Las consecuencias, sin embargo, son dramáticas para los trabaja­dores, para su futuro, su salud y su dignidad.

Los trabajadores nos juga­mos mucho

Un proyecto social que se re­sume en que para que unos po­cos puedan seguir siendo cada vez más ricos muchos tengamos que ser cada vez más pobres, es necesario confrontarlo hasta destruirlo; en ello nos va, entre otras cosas muy importantes, el futuro de millones de jóvenes sin empleo ni futuro, el de millones de pensionistas condenados a la beneficencia, el de millones de parados de más de 50 años des­pedidos por tener derechos que ahora se le niegan, al tiempo que se alarga la edad de jubilación más allá de los 65 años. Y mien­tras esto es lo que se le ofrece a las clases populares, la burgue­sía, los poderosos, defraudan y evaden impuestos, privatizan servicios esenciales, establecen copagos y reducen las pensio­nes. ¿Hace falta decir que no hay ninguna razón económica que justifique este expolio? ¿Hace falta explicar que sólo es violen­cia sin resistencia, sin rebeldía?

Hay que pararles los pies

Por eso hay que pararles los pies a esta gentuza: a la patro­nal y sus testaferros vividores en los pesebres de las instituciones y las subvenciones. Empezar el 29-S, evitando que conviertan la huelga general en una mas­carada, es una oportunidad para impulsar las movilizaciones y la conciencia de los trabajadores sobre la necesidad de reconstruir la solidaridad obrera coordinan­do las luchas defensivas en cur­so, porque romper el aislamiento que nos han impuesto es primor­dial. Si algo deja clamorosamen­te claro este proceso de 30 años de derrotas de la clase obrera es como el sindicalismo “fashion” de ruedas y comunicados de prensa alimentó la prepotencia del capi­tal y la opresión de los trabaja­dores, como la farsa del diálogo social no era sino una fórmula excelente para el negocio patro­nal y el arribismo sindical.

Reconstruir el sindicalismo de clase, el sindicalismo hones­to y generoso, es una tarea ardua pero impostergable, tanto como arrumbar al basurero de la histo­ria el entreguismo de la izquierda social y política que ha visto en las instituciones y en abrazar esta farsa de democracia burguesa su proyecto político. Deslumbrados por una “ciencia” que no es sino una baratija ideológica para uso y disfrute de los poderosos, son un indicador de la mayor de las derrotas que ha sufrido en estas décadas la izquierda: el oportu­nismo, pero también la derro­ta de las ideas, la pérdida de la ideología, la incapacidad para defender un sistema alternativo a la barbarie capitalista y que tiene un nombre esperanzador que es socialismo.

Fuente: Corriente Roja n° 10, Septiembre 2010