sábado, 12 de junio de 2010

Alejandro, Hasta el socialismo siempre!!


Alejandro: siempre estarás con nosotros/as

Una vez escrito el título no sé cómo seguir. Siento un dolor enorme en el corazón y no sé cómo seguir. Alejandro Cánepa, tierno corazón, amigo entrañable en las buenas y en las malas, verdadero hermano de todos los días, se ha convertido en “una estrella más en el cielo para fortalecer la lucha por el mundo entero”, nos lo dice Pablo. Se nos fue hoy, 8 de junio de 2010, después de luchar por su vida tantos y tantos días. Se nos fue y ese “nos” es inmenso, es el nosotros y nosotras con él, el colectivo, la comunidad que construimos juntos, el compromiso militante que lo movía y que nos mueve, su tenacidad, su intransigencia y su ternura, esa ternura del grandote tan risueño y comprensivo con los demás, aquella ternura nunca invisible en los mejores años de su vida.

Ale eligió plenamente la lucha por la revolución y el socialismo. Esto puede sonar un tanto duro, posiblemente, pero esa elección marcó su vida y lo calificó como persona extraordinaria, lo hizo más duro y más tierno al mismo tiempo, sabiendo, como él sabía, que la lucha revolucionaria tiene como horizonte la felicidad humana. Por eso mismo no escatimó esfuerzos, fue generoso en todo el sentido de la palabra, todos y todas han podido comprobarlo. Nos conocimos a principios de los años 90, militando en el Movimiento al Socialismo (MAS), sufriendo la crisis que atravesó a esa organización y a nosotros mismos. Luego emprendimos otro camino, un camino nuevo, con rupturas y continuidades a veces incómodas, fundamos Socialismo Libertario (SL) renovando nuestras pasiones, aquellas que se habían acrisolado desde nuestras tempranas rebeldías. Creo que acertamos, aunque también nos equivocamos, hoy lo sabemos mejor; él procesó nuestros aciertos y errores. Ale vivió todo esto sin confundirse, supo encontrar esa suerte de “hilo conductor” que motiva nuestros propósitos. Lo había afirmado desde nuestros primeros días involucrándose en la Mesa de Escrache Popular de Buenos Aires, convirtiéndose en uno de sus protagonistas fundamentales. Lo reafirmó luego proponiéndose extender la construcción de SL en Rosario, justamente en 2002, cuando la ola de la rebelión popular de diciembre de 2001 alentaba la construcción de una alternativa de liberación desde abajo. Lo reafirmó y lo hizo, convencido, feliz por su decisión de trasladarse a una ciudad en la que era necesario hacer de todo, en la que debía aprender e iniciar al mismo tiempo una fundación. Y lo hizo con todas sus fuerzas, con su razón y sus mejores sentimientos, hurgando qué se podía hacer, buscando a Ricardo, “nuestro primer contacto”, conociendo a Emilce y a Victoria, “nuestras primeras compañeras rosarinas”, después a otros compañeros y compañeras con quienes construyó y a quienes enseñó a construir. Han pasado ocho años de aquella elección, un largo tiempo de su inversión militante junto a nosotros y nosotras, casi todo el tiempo de existencia de SL. Debo decir más: Alejandro fue uno de los fundadores de SL que decidió trasladarse efectivamente a otra ciudad y nos entregó un legado invalorable, nos dio toda la fuerza para seguir con nuestro proyecto, se nos puso como ejemplo de lo que es posible ser/hacer, dos categorías consustanciadas que califican lo mejor de nuestras andanzas.

Puedo seguir diciendo mucho más: sus artículos publicados en nuestra prensa, sus aportes a nuestras discusiones políticas, su contribución a la creación de Semillas de Rebelión, en fin, un largo etcétera que nunca terminará porque Ale seguirá viviendo en la cotidianeidad de SL, de nosotros y nosotras, de sus compañeros y compañeras, de sus amigos y amigas, entre tantos y tantas que supieron apreciar su aporte en el trabajo, en la vida cotidiana, en ese todos los días que lo alentaba a luchar por un mundo mejor y por la liberación total.

Alejandro Cánepa, hermano mío, creo que te conocí un tanto mucho para sentirte como camarada y amigo. No importan ahora tantas críticas que nos hicimos, tampoco las discusiones a veces ríspidas, vos y yo siempre supimos que todo eso es parte de nuestro “oficio”. Vos y nosotros/as sabemos que este camino es difícil, pero también alentador. Enfrentamos a los poderes, al Estado, a la violencia cotidiana, a la ignominia de la sociedad burguesa, convencidos de que nuestra lucha es por la liberación y la felicidad de las mayorías explotadas y oprimidas. Te fuiste hermano mío, pero no nos dejaste ni te dejaremos jamás. Siento con tu partida un inmenso dolor, te imagino una y otra vez charlando, compartiendo, disfrutando de nuestra amistad en tantos rincones que nos gustaban. Estoy/estamos al lado de Cristina, tu compañera, tu amor, nuestra amiga, con quien entablaste una hermosa relación. No sé, tal vez imaginariamente nos volveremos a juntar los tres para seguir disfrutando la vida, siempre soñando con otro mundo posible.

Un revolucionario nunca muere. Alejandro sigue vivo en nuestros corazones, sigue transmitiéndonos la fuerza de luchar, sigue riéndose, sigue con su garra, nos continúa motivando.

En el horizonte hay un mundo sin explotación ni opresión. Estás allí.



Manuel

Socialismo Libertario