martes, 6 de octubre de 2009

Ex -Terrabusi

Una lucha que ya es histórica
Los trabajadores y trabajadoras de Kraft-Terrabusi están protagonizando un duro conflicto contra el despido de 160 trabajadores, incluidos miembros del cuerpo de delegados y comisión interna.

Con cortes a la panamericana, movilizaciones al Ministerio de Trabajo y otras acciones, ya llevan 45 días resistiendo la ofensiva de la patronal yanqui, que pretende de¬rrotar a los trabajadores y destruir su organización sindical, en represalia por el reclamo que el 3 de junio hicieron estos frente a la falta de medidas de prevención contra la gripe A.

Tan jugada estuvo la empresa en lograrlo que desconoció la conciliación obligatoria dictada por el gobierno, que obligaba a reincorporar a los compañeros des¬pedidos, asignándoles tareas. En lugar de acatar la conciliación, la patronal pretendió quebrar el paro enviando directivos acompañados de patotas para apretar a los trabajadores, que se atrincheraron en sectores claves impidiendo que se inicie la producción.

El miércoles 2 de septiembre los trabajadores hicieron un nuevo corte en la Panamericana, acompañados de comisiones internas, delegados, trabajadores y organizaciones sociales y políticas.
Preparando la represión
El Jueves 3, por la noche, la Fiscal Laura Capra comenzó a presionar para que se dictara la orden de desalojo. El viernes 4, la empresa dio “asueto” a todo el personal a partir de las 9 de la mañana, produciendo un lock-out. Mientras los trabajadores debían abandonar la planta, un “ejercito” de agentes de infantería y policía montada ingresaban a la misma.

En esas condiciones, los despedidos se mantuvieron dentro de la planta hasta la noche, en que se resolvió retirarse hasta el lunes por la mañana. El sábado 5 se realizó en la puerta de la planta una importante reunión en la que participaron más de 50 comisiones internas, delegados y sectores sociales y políticos que apoyan la lucha de Terrabusi, para coordinar acciones.

El lunes 7 a la madrugada, un gran despliegue de la policía de la provincia dentro de planta esperaba a los trabajadores, para impedir la entrada de los despedidos. Estos, apoyados por la solidaridad de familiares y organizaciones sociales afuera, y por los compañeros de adentro comenzaron a presionar hasta entrar, a lo que la policía respondió reprimiendo y provocando varios heridos.

El jueves 10 se realizaron 2 cortes en la Panamericana, uno a la salida del turno noche, y pocas horas después, hacia lo propio el turno mañana. Mientras tanto, la represión del día 7 nacionalizó el conflicto y comenzaba un amplio movimiento de apoyo y solidaridad con la lucha de los obreros de Kraft, con actos y cortes de calle en distintos puntos del país.

El viernes 11 se cortó el puente Pueyrredón. El Concejo Deliberante de la ciudad de Rosario se declaró contra la represión y en defensa de los puestos de trabajo. El sábado 12 frente a la amenaza de un posible desalojo, la puerta de la planta se llenó de familiares, amigos, compañeros de laburo, trabajadores de otras empresas y organizaciones solidarias.

El martes 15, por la tarde, 2.000 personas encabezadas por un grupo de trabajadores fue hasta la embajada de Estados Unidos a exigir la reincorporación de todos los despedidos. El viernes 18, en un intento por doblegar la voluntad de los trabajadores que sostenían el paro desde el interior de la planta, la empresa abonó a cada operario y operaria, solo la mitad de su sueldo.

La lucha heroica de los obreros de Kraft, logró tal repercusión que durante toda la semana previa se realizaron cortes y acciones que enrarecían el clima político nacional. Desde los medios se repiten las declaraciones de dirigentes de la UIA y la Sociedad Rural, pidiendo que el gobierno ponga fin a los cortes, y normalice el funcionamiento de la planta que lleva más de 30 días parada.

El viernes 25, desde las 8 de la mañana, los medios comienzan a informar del “inminente desalojo de la planta”, la empresa nuevamente da “asueto” a los trabajadores del turno mañana, pero muchos de ellos no se retiran. Son cientos los que se empiezan a acercar a la fábrica en solidaridad y para tratar de impedir la represión, que finalmente se desató alrededor de las 17 hs.

Ese mismo día, mientras Cristina se abrazaba con Obama en la reunión del G-20, las fuerzas represivas se ensañaban con centenares de trabajadores y la Planta de Kraft, era convertida en un centro de detención ilegal, como no se veía desde el tiempo de la dictadura militar.

Si bien la represión del viernes logró que el paro se levantara, el conflicto sigue afuera. El lunes 28 los despedidos cortaron nuevamente la Panamericana. Y el martes 29, una masiva movilización cercana a las 6.000 personas marchó desde Congreso a Plaza de Mayo, reclamando la inmediata reincorporación de todos los despedidos y el desprocesamiento de los detenidos.

La lucha de los obreros y obreras de Kraft, se ha convertido en una causa nacional de todos los luchadores, la solidaridad que este conflicto despertó en sectores enteros de la clase trabajadora y sectores populares, es apenas una muestra del repudio que sienten hoy millones frente a un gobierno al que ya no le quedan cosméticos para disfrazarse de popular.

Es por eso que es necesario redoblar el apoyo a los obreros y obreras de Kraft y a su fondo de huelga, para sostener esta lucha que ya es histórica, por que si ganan los trabajadores de Kraft, ganamos todos.
¿Se puede ganar?
Desde Convergencia de Izquierda somos muy respetuosos de la actual comisión interna de Kraft, que se ubicó activamente del lado de los trabajadores, dirigiendo uno de los conflictos más importantes de los últimos 15 años, con todas las presiones y dificultades que esto representa.

Sin la intención de realizar un balance, ya que la lucha continúa y lo más importante es poner todo al servicio de la misma, queremos aportar algunas críticas sobre lo que entendemos debilitó al conflicto. El objetivo de las mismas es ayudar a mejorar la pelea por la reincorporación de los despedidos, el reconocimiento de la interna y el retiro de la policía del establecimiento.

Creemos que no se aprovechó el gran apoyo popular que provocó la huelga, impulsando la participación del conjunto de la clase obrera y del pueblo. Por ejemplo, cuando la represión colocó al conflicto en el centro de la escena, se dejó pasar la posibilidad de organizar una gran movilización hacia Plaza de Mayo para exigirle al gobierno que intervenga y haga cumplir la conciliación obligatoria.

Tampoco se logró poner en marcha una gran campaña nacional de solidaridad hacia las fábricas de la alimentación, metiéndole presión a la conducción del sindicato, apelando a la base del gremio. Junto con eso se podría haber impulsado una marcha, encabezada por los obreros/as de Kraft hacia la sede sindical, reclamándole a Daer la implementación de medidas de solidaridad.

Más allá del retroceso objetivo del conflicto, porque por el momento se levantó la huelga, la fábrica continúa ocupada militarmente y la interna no puede ingresar a la misma, aún hay tiempo para avanzar en ese sentido, ya que la mayoría del pueblo argentino simpatiza con la causa de los trabajadores de la ex Terrabusi y repudia el accionar de la patronal y del gobierno.

Todavía hay tiempo para motorizar un amplio comité de solidaridad, conseguir pronunciamientos de amplios sectores nacionales e internacionales, recorrer las fábricas de la alimentación y presionar a Daer y a las conducciones de la CTA y de la CGT para que se involucren.

Todo lo que se avance en ese sentido servirá para ganar, o al menos para hacer retroceder la terrible ofensiva patronal sobre los compañeros y compañeras que han ingresado a trabajar en Kraft.

Independientemente de estas apreciaciones, nuestro partido continuará, como lo hizo desde el comienzo, poniéndose a disposición de la comisión interna y de los trabajadores de Kraft, cumpliendo con todas las acciones que ellos/as resuelvan.

Moyano y Daer contra los trabajadores
En la huelga industrial más importante de los últimos años, Moyano y Daer se pusieron en la vereda de enfrente: se colocaron del lado de la patronal de la multinacional Kraft, y atacaron a la interna y a los partidos de izquierda que apoyábamos el conflicto.
Daer, secretario general del sindicato de alimentación, se negó a apoyar las acciones de los trabajadores de ex Terrabusi, la fábrica más importante de su gremio, lue-go de que la empresa desconoció la conciliación obligatoria, y acusó a los miembros de la comisión interna de hacer política con el conflicto, trabajando de esta manera para su aislamiento. Moyano hizo suyos los dichos de Daer.
Su objetivo era claro: colaborar con la empresa para tratar de descabezar el activismo.

Convergencia de Izquierda cortó la autopista Buenos Aires – Cañuelas en solidaridad con los obreros de Terrabussi
Cientos de compañeros y compañeras de la Coordinadora de Barrios en Lucha de Ezeiza, CI, MTD (en el Frente Popular Darío Santillán) y la Lista Verde del Suteba de Esteban Echeverría/Ezeiza cortaron la autopista Buenos Aires - Cañuelas por tres horas en solidaridad con los obreros y obreras de Kraft Terrabussi.
Los oradores coincidieron en exigir la reincorporación de todos los despedidos de Kraft, el reconocimiento de la comisión interna y el retiro inmediato de la policía y demás fuerzas represivas del establecimiento.

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