jueves, 25 de junio de 2009

Perú: ¡Alan García retrocede!



Ahora hay que ir por más

El movimiento obrero y popular se alzó con un rotundo triunfo sobre el gobierno de Alan García. Este, luego de la grave crisis que abrió con su intento de ahogar en sangre la demanda amazónica y que dio pie a una irrefrenable movilización popular, finalmente retrocedió y admitió la demanda indígena aceptando derogar los decretos 1090 y 1064 que atentan contra los derechos sobre la tierra y los territorios amazónicos.

Es un triunfo que sin lugar a dudas demuestra que sin luchas no hay victorias. Mientras la parálisis conciliadora de la dirigencia de la CGTP tiene maniatada a la clase obrera frente a los despidos y los abusos de la patronal con el gastado pretexto de que "no hay condiciones" o de que "hay que acumular fuerzas", cuando no de que "hay que colaborar con el plan anticrisis", todas las luchas que han triunfado siguiendo el camino del "moqueguazo" y ahora de la heroica lucha amazónica demuestran que el único camino que tenemos frente a un gobierno servil a las multinacionales y los capitalistas, es la lucha decidida y sin tregua.

Lucha decidida y sin tregua y en unidad. Junto a una férrea voluntad de lucha los amazónicos fueron ejemplo de unidad y democracia permitiendo que la participación en la lucha fuera masiva y que la base la hiciera suya. De este modo pudieron sostener su lucha por más de 60 días resistiendo el hambre y el frío, mantener bloqueadas las carreteras, paralizar el accionar de las fuerzas represivas y ganar la solidaridad de los pueblos de la selva. La unidad tantas veces demandada en apoyo a la lucha indígena, aunque tardía, se concretó en Lima en torno al Frente por la Soberanía y la Vida que hizo posible la rotunda jornada de lucha del 11 de Junio.

La lucha amazónica, asimismo, demuestra es posible desenmascarar y tirar por tierra la montaña de falsedades que se dicen desde el gobierno con el único fin de desgastar la lucha. La "mesa negociadora" demostró ser una mecida para dilatar la solución mientras se perseguía a los dirigentes y se alistaba el despliegue represivo en Bagua. La pretendida infiltración extranjera o subversiva, el señalamiento como "salvajes" y hasta asesinos a los indígenas culpándolos por los policías muertos, etc., son los mismos recursos calumniosos que usan los de arriba y sus voceros para desvirtuar la justeza de los reclamos.

Asimismo, como un sonsonete se nos reclamó desde las esferas oficiales: Respeto al "principio de autoridad", como si la autoridad significa que unos cuantos (una mayoría eventual en el congreso o solo el presidente) pueden imponer decretos inconsultos y hasta ordenar una represión sangrienta en nombre de una mayoría que dicen representar. Que no pueden negociar bajo la "presión" de una huelga o con las carreteras tomadas porque eso es como negociar con una pistola en la cabeza, y sin embargo uno de sus portavoces, Yehude Simon, en nombre de todo el gobierno tuvo que negociar y hasta aceptar prácticamente todas las condiciones que los indígenas en lucha le pusieron en la mesa, incluso los términos en que se mantendrán las bloqueadas las carreteras mientras se oficializa la derogatoria de los decretos. Para los enemigos de clase toda acción de protesta y los métodos de lucha que empleemos siempre será un delito y todo será válido contra derrotarnos, hasta el recurso de la represión. Pero los trabajadores ya sabemos: ni la parálisis conciliadora, ni las mesas de diálogo, ni los insultos, ni amenazas, ni aun la represión podrán vencernos cuando luchamos unidos y decididos por la justeza de nuestros reclamos.

¿Se equivocó García?

La derecha que había cerrado filas con el giro represivo del gobierno hoy se rasga las vestiduras y no entienden nada de lo que ocurre, y lo único que hace es volcar toda su cólera contra García acusándolo de débil o inconsecuente.

Desde otros sectores menos duros se llega a culpar al gobierno de la irresponsabilidad de haber llevado al país a un inútil baño de sangre; a producir graves pérdidas económicas, a un descrédito internacional de proporciones y a una profunda crisis política para finalmente terminar aceptando la derogatoria reclamada por los indígenas. Nos hubiéramos ahorrado todo esto si se hubiera escuchado a tiempo o los huelguistas, dicen.

Todo esto es cierto. Pero el problema no es la inestabilidad del presidente ni estamos ante un error del gobierno. Estamos ante el fracaso de un giro represivo orquestado por García y los sectores de poder económico que representa y defiende, que buscó ahogar en sangre la justa protesta indígena y detrás de ella derrotar al conjunto del movimiento obrero y popular para continuar con las medidas que entregan al país a las multinacionales y sobreexplotan a los trabajadores, sentidos por ellos como una necesidad urgente en medio del agravamiento de la crisis económica.

La capitulación se firmó en San Ramón pero derrota del gobierno se produjo en las calles el 11 de Junio con la gigantesca movilización que atravesó al país en solidaridad con la lucha indígena, con el fortalecimiento de la lucha en el campo que aún hoy se sigue extendiendo, y con el escalamiento de la lucha hacia el Paro Nacional anunciado para las organizaciones indígenas y campesinas para los días 7, 8 y 9 de Julio.

La masacre de Bagua, incluidos los policías muertos, era un costo que el gobierno estaba dispuesto a pagar con el fin de alcanzar su plan de "pacificar" al país con el autoritarismo de las botas y las balas, pero no esperaba una radicalización y extensión de la huelga, una reacción gigantesca de los sectores populares que salieron a las calles a repudiar la masacre y a pedir la cabeza del propio García, y una ola de repudio internacional. El escalamiento de la lucha llevaba a García a apelar cada vez más al fácil recurso represivo, lo que a estas alturas del conflicto equivalía a echarle más leña al fuego y azuzar más la demanda popular de que se vaya. En Andahuaylas una masiva huelga campesina que ha tomado el aeropuerto en solidaridad con la lucha indígena demanda claramente la "vacancia presidencial".

Con su retroceso lo que García hace es aceptar que fue derrotado, pero como en un Knockout técnico donde antes de ser tumbado a la lona prefiere tirar la toalla de tal manera que pueda tener condiciones para reordenar su maltrecho y desacreditado gobierno.

¿Se acabó la historia?

Hoy, Mario Huamán y la Coordinadora Político Social (CPS) que no tuvieron protagonismo en esta victoria deben estar diciendo que es hora de volver a la normalidad para seguir sacando cuenta de los cálculos electorales. Su máxima bandera, que se vaya Yehude Simon, el ministro que apoyaron con entusiasmo, ya es tema del pasado pues es cuestión de horas o días para que se vaya un primer ministro que ya anda como un fantasma.

No. No es momento de arriar las banderas. Es el momento de ir por más. Hay que reafirmar la unidad lograda en el Frente por la Soberanía y la Vida, unir las demandas obreras y populares y emplazar al gobierno a resolverlas con la aprobación por la CGTP del Paro Nacional para los días 7, 8 y 9 de Julio próximo:

- No más despidos. Reposición de los que fueron despedidos.

- Ni servis ni contratas, estabilidad para todos.

- Aumento general de sueldos y salarios.

- Derogatoria de los decretos que criminalizan las luchas.

- Que la crisis la paguen los capitalistas.

No le demos respiro al gobierno. Abajo la parálisis y la conciliación, es hora de luchar. Con el ejemplo de la lucha amazónica defendamos la unidad alcanzada, levantemos en alto las demandas obreras y populares e impulsemos un plan de lucha que ponga fin al gobierno genocida de García y abra el camino hacia la única salida de fondo: la conquista de un Gobierno Obrero, Campesino, Indígena y Popular.

16 de junio de 2009

Partido Socialista de los Trabajadores

Sección Peruana de la Liga Internacional de los Trabajadores LIT-CI

FUENTE: www.litci.org

No hay comentarios:

Publicar un comentario